La vida tras el Confinamiento
Según los expertos, la nueva vacuna contra el coronavirus no llegará hasta dentro de 12-18 meses como mínimo, y hasta entonces la vida que conocíamos no podrá desarrollarse con total libertad. Sólo nos quedan dos soluciones: adaptarnos a la nueva normalidad lo antes posible o colapsar.
¿Qué quiere decir esto de adaptarse a una nueva normalidad? Tendremos que tomar una serie de medidas (de las cuales algunas ya se están aplicando) a las que nuestra sociedad no está adaptada ni acostumbrada: distanciamiento social, mayor control sobre las personas, mayor desconfianza, aumento del teletrabajo… y todas estas novedades van acompañadas de un auge en el nivel de incertidumbre de la población.
Este, sin lugar a dudas, es el mayor reto a afrontar. Todo el mundo está estresado, la economía se está paralizando… ya no somos capaces de prever lo que será permitido y lo que no, ni a corto ni a largo plazo. Por ello, alcanzar la normalidad no significa retornar a la vida que teníamos con anterioridad. Más bien recuperar nuestra capacidad de saber qué pasará mañana. Recuperar una época previsible.
¿Cómo alcanzar la nueva normalidad?
Una cosa está clara, si queremos recuperar ese nivel de previsibilidad no podemos continuar con nuestra vida como en el pasado. Tenemos que adoptar una serie de medidas y utilizar una serie de herramientas que nos ayuden a lograr nuestro objetivo, empezando por el alejamiento social.
¿Qué es el distanciamiento social? Los expertos lo definen como:
“Todas las familias reducen sus contactos fuera del hogar, en la escuela o en el lugar de trabajo, en un 75%”.
Esto no implica que una persona pueda salir a tomar algo con sus amigos 1 vez a la semana en vez de 4, sino que tenemos que poner de nuestra parte para reducir al máximo el contacto social. El objetivo es conseguir que el cómputo global de contactos personales pueda reducirse hasta un 75%.
Y, ¿qué pasaría si sólo se aíslan enfermos y ancianos y el resto de personas vuelven a su vida habitual? Pues el número de personas críticamente enfermas sería por lo menos ocho veces superior al que sistemas sanitarios como el de Reino Unido podrían controlar. Aislar a toda la población durante un tiempo indeterminado tampoco sería una solución, ya que se paralizaría, entre otras cosas, la economía.
Aquí entra en juego la segunda herramienta a emplear:
La segmentación social.
La clave para llegar a la nueva normalidad radica en establecer una serie de sistemas para discriminar, de forma legal y justa, entre a quiénes se les puede permitir libertad de movimientos y quién debe quedarse en casa en función del riesgo o peligro al que se enfrenten.
Diversos organismos, como American Enterprise Institute y la Universidad de Harvard entre otros, describen cómo se podría desarrollar esta transición. Todas sus líneas básicas generales son similares. Entre ellas destacan: aumentar masivamente la capacidad de realizar test (mayor fiabilidad), creación de “pasaportes de inmunidad” para aquellas personas que den positivo en anticuerpos y rastreo de la ubicación y proximidad con otros usuarios a través del teléfono móvil.

Bluetooth para rastrear los contactos
Realizar el rastreo de contactos de la mejor forma posible es crucial para el control de la enfermedad. La forma tradicional de hacerlo es pedir a la persona infectada que reconstruya sus movimientos y con quién ha estado. Luego, informar a estas personas y repetir el proceso. El problema es que esto es lento y es ahí donde entra la tecnología.
Empresas punteras en el sector tecnológico, entre ellas Google y Apple, están trabajando en una solución. La idea es sencilla: aprovechar que el Bluetooth del teléfono está buscando constantemente otros dispositivos. Usando las señales inalámbricas del móvil a través de una app podremos saber si hemos estado en contacto con algún infectado.
Pero surgen varias dudas: ¿Cómo de cerca y durante cuánto tiempo debemos estar de una una persona para contagiarnos? Aunque sepamos esto, existen muchos factores que pueden afectar a la señal. Un ejemplo sencillo: dos personas separadas por una pared fina no están en riesgo de contagiarse mutuamente pero si estarían próximas.
Por suerte, esta no es la única arma. Los datos que proporcionan los distintos sensores de nuestros dispositivos móviles pueden complementar esta estrategia reduciendo la tasa de error.
IA para detección de personas más vulnerables
Países como Israel han sido capaces de entrenar una Inteligencia Artificial capaz de detectar a las personas más vulnerables y el tipo de tratamiento a administrar en cada caso. Este es un modelo adaptado de un sistema previo que estudiaba los casos de mayor riesgo de complicaciones por la gripe. El posible éxito de esta medida reside en la centralización de los datos sanitarios.
Sabemos que la vacuna tardará en llegar y su fabricación y distribución no será fácil. Por ello debemos apoyarnos en la tecnología para saber qué casos serán prioritarios. Es por eso que debemos abordar la situación a través del máximo número de frentes posibles siendo conscientes de las limitaciones en cada caso y de que todos debemos poner de nuestra parte. Cada uno de nosotros es un eslabón de la gran cadena contra el virus.
La vida empresarial tras el virus
A pesar de la situación descrita con anterioridad y los retos a abordar en el transcurso de evolución hacia esta nueva normalidad, existen también buenas noticias, protagonizadas sobre todo por el sector tecnológico. Varias empresas afirman que el trabajo en remoto no es tan complejo como parecía y que la implantación del teletrabajo en sus negocios ha mejorado la gestión de su empresa en algunos sectores.
Este interés creciente hacia la aplicación de las nuevas tecnologías en las compañías se ha manifestado a través de la búsqueda de información sobre el campo de IoT (Internet of Things): desde implantación de sensores de 10 céntimos en cadenas de logística hasta gestión remota del negocio, pasando por la utilización de robótica colaborativa. El IoT ha sido el gran aliado de los empresarios durante esta época y ha dejado una huella que tardará tiempo en borrarse (si alguna vez lo hace). Ha surgido un nuevo paradigma laboral.
Eso sí, los propietarios de empresas que opten por adoptar estas medidas en su negocio deberán ser conscientes de la importancia de implantar un sistema de ciberseguridad. A lo largo de estas semanas de cuarentena se ha registrado un aumento del 71% en ciberataques, del 55% en phising (método para conseguir que se revele información personal: contraseñas, datos de tarjetas de crédito…) y del 32% en ataques a través de sitios webs fraudulentos.
Por ello, si te planteas llevar a cabo la transición empresarial del mundo físico al mundo digital, establece las medidas de seguridad necesarias que te permitirán desarrollar tu actividad comercial con total libertad.

AUTORES
María Caseiro Arias – Ingeniería Informática y Matemáticas
Antonio Cela Rego – Ingeniería en Tecnologías Industriales
BIBLIOGRAFÍA
RECUERDA nuestro artículo sobre Coronavirus Makers.

María Caseiro Arias
Coordinadora de desarrollo y diseño web de QS.
Estudiante de 6º de Matemáticas e Ing.Informática en la Universidad de Santiago de Compostela.
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