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Esta vez me tomé el atrevimiento de dejar de lado mi serie “Preguntas filosóficas respondidas por la ciencia” para que descansemos un poco la mente con un artículo no tan técnico, sino más bien plagado de datos curiosos.

Hoy hablaré de ese valioso metal que usan las personas para adornarse con joyas y que acumula el vaticano sin motivo aparente. El oro existe hace millones de años y ha estado presente en todos los hitos de la humanidad, convirtiéndose en un componente clave en la historia mundial.

Un poco de historia

Para tomar dimensión de lo que el oro ha significado para la sociedad, podemos remontarnos a tres etapas donde se hizo notable la obsesión de la humanidad por poseer este preciado metal.

La primera etapa fue hace cientos de años. Tal era el anhelo de tener oro que era cotidiano el desarrollo de prácticas para poder crearlo. Eso dio lugar al desarrollo de una serie de procedimientos que en la actualidad conocemos como alquimia, cuyo propósito era tomar un metal ordinario y transformarlo en oro. Muchos categorizan a la alquimia como una pseudociencia, pero a mi me resulta un tanto injusto ya que, si bien sus prácticas tenían poco sustento científico, permitieron el desarrollo de técnicas científicas utilizadas en la actualidad. Además le regalaron a la ciencia algo invaluable: abrir un camino para que, al día de hoy, sepamos que la transmutación es posible (aunque tiene costos económicos tan elevados que no nos conviene “crear oro”).

El segundo momento donde se puso de manifiesto el deseo de la humanidad por el oro fue en el año 1492, con la llegada de Cristóbal Colón y toda la tripulación de sus barcos a América. Cuentan los rumores que el objetivo de esa travesía fue, en un inicio, evangelizar y promulgar el catolicismo en las tierras desconocidas. Sin embargo, al llegar al nuevo continente los navegantes descubrieron la riqueza en oro que éste tenía. Este hecho los desvió de su objetivo original y los enfocó en la explotación de las tierras y, por qué no nombrarlo, de los nativos americanos para poder hacerse de este metal precioso.

Si siguieramos ingadando, estoy segura de que encontraríamos muchos más ejemplos. Pero me limitaré a mencionar una tercera y última etapa, ocurrida en California durante los años ’50. Los rumores decían que era posible meter las manos en un río de esa región de Estados Unidos y sacarlas cubiertas de oro. La fiebre del oro llevó a comerciantes a atravesar el impiadoso mar en barcos precarios en búsqueda de la riqueza.

Un metal digno de un título nobiliario

Si alguna vez se te oxidó una cadena de oro, imagino que alguien te habrá dicho la famosa frase “si se oxidó, es porque no es oro”. Lamento tener que ponerme en mi rol de científica pesimista, pero esa frase es totalmente cierta.

Los químicos decimos que el oro es un metal noble porque tiene inercia química. Esto significa que, por más que lo sometamos a cambios químicos, permanece intacto. El oro no reacciona con casi ninguna sustancia química, casi nada es capaz de corroerlo ni disolverlo y es prácticamente imposible que se oxide.

El oro es un metal noble ya que tiene inercia química.

No es casualidad que las monarquías, los imperios e incluso las religiones hayan elegido este metal para confeccionar su ornamento. El oro atraviesa tempestades permaneciendo impoluto, lo que lo convierte en un símbolo idóneo para quienes quieren transmitir la misma imagen. Este metal representa continuidad y eternidad en un mundo donde los humanos somos meros pasajeros.

Algo que los alquimistas no tuvieron en cuenta

Como buena hija de economistas no podía evitar hacer una sección que hable, desde el poco conocimiento que adquirí tocando de oído en cada almuerzo familiar, sobre el oro como bien económico.

¿Alguna vez se preguntaron por qué todos queremos Oro? La respuesta es bastante obvia: es un metal muy valioso y su valor suele fluctuar muy poco. Pero… ¿qué es lo que lo hace ser tan valioso? ¿qué tiene de especial?

Este metal, además de ser noble, es escaso en nuestro planeta. Esto hace que sea difícil de hallar y, en consecuencia, su precio sea elevado. Los economistas dirían que la oferta y la demanda están en un constante tire y afloje y, en casos como este, hay mucha demanda (porque todos queremos tener oro) y poca oferta (porque escazea en la naturaleza). En consecuencia, el precio de este metal es muy elevado en comparación con otros metales.

Lecturas recomendadas

Si te gustaría leer más sobre la alquimia te dejo el siguiente link.

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Julieta Trapé
Julieta Trapé
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Graduada en Ciencias Básicas con orientación en Química. UNCuyo, Mendoza, Argentina.
Data Architect en Globant, Argentina.

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